Proyectos ambiciosos para el verano. El sudores mi amigo todo el día porque me recuerda lo que habitualmente olvido acerca de lo que significa moverse. El proyecto número uno es pararse de cabeza. Hoy sentí la sangre veloz en el cuerpo; veloz, doliendo. Irrigación en cada extremo mío. Los límites físicos han estado ahí desde el principio, no recuerdo un tiempo en que no se sintiera así. Y también sé que desde el principio me prometí que no dolería. Ahora la imagen del caudal rojo me llena de valor. Qué ganas de sumergirme. Entre menos sueños tengo, más me amarro a ellos, más me gustan. No sé por qué, tal vez porque prefiero eso a ser disperso. Por ahora, por ahora.

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Mayo trajo nubes, se quedarán todo junio y julio, confío. Y yo de/vuelta a la cámara que un tiempo no sentí mía pero aún me trae sorpresas cuando le pongo tantita atención.